Dame un
bizcocho; pero qué ganas de haber llevado la factura de crema (ayer). Dame una
factura de crema; pero qué ganas de haber llevado la tortita negra (hoy). La
prueba empírica e irrefutable que faltaba para comprobar aquel nefasto mecanismo.
Siempre centrado (o más bien descentrado) en lo que se pierde al elegir. Una
factura, una película, una acción, un trabajo. Warning! Así siempre se va a
estar mal. Y con una inocencia deliciosa
imagina que Oliveira sería más feliz en cualquiera de las Arcadias de bolsillo
que fabrican las madame Léonie de este mundo. A veces, cuanto menos se piensa, menos se yerra. Como cuando se juega
al fútbol. Todo se reduce prácticamente a intuición, o a conciencia sartreana
arrojándose al mundo (y a la pelota). Vivir(lo). Sentir(lo). La película, el
trabajo, la presencia de ese amigo. Y ya que estamos, reír más. Más Platón y
menos prozac, pero más Capusotto y menos Platón.