miércoles, 14 de diciembre de 2016

Flaco

Flaco querido, cuánta paz me genera el escucharte. Cuánto me conmueven tus palabras, tu voz, tus melodías. Tu música es un bálsamo; pura sensibilidad que hace vibrar cada fibra de mi cuerpo y de mi espíritu. Si todos pudieran nutrirse de ese amor hecho poesía, qué distinto sería el mundo. No sé qué tenés, pero sos especial. Gracias por llenarme de vida, vos que ahora sos canción. O barro, tal vez...

martes, 13 de diciembre de 2016

Where birds die?

Después de seis años de salir a correr por la costa del río, recién hoy me di cuenta, mientras elongaba tirado en el pasto de calle Oroño, que -precisamente- jamás en todo este tiempo vi a alguien tirado en el pasto del boulevard, como yo, elongando (o haciendo lo que sea). Fue entonces cuando me asaltó la siguiente inquietud existencial: "Where birds die?"

lunes, 5 de diciembre de 2016

Decálogo

1. Lo que uno hace es importante para (con) los demás (ya que tiene efectos concretos sobre estos).
2. Cómo se hace es importante para uno mismo (ya que determina cómo me sentiré al respecto).
3. Nunca olvidar que nos une la sangre (los genes) a la Naturaleza toda y que llevamos un niño interior (no es literatura, sino biología; se conoce como neotenia).
4. Refinar nuestra sensibilidad, sobre todo respecto a la belleza omnipresente que nos rodea (los ángulos de un grano de sal; la simetría de una telaraña o de las nervaduras de las alas de un insecto; los detalles de un rostro, de unos ojos, de unos labios; la circunferencia -en apariencia- perfecta de la luna; las armonías de algún canto).
5. No subestimar o desestimar nuestra capacidad casi infinita de cambiar (única en el planeta). Reinventarse a cada momento; no hace falta viajar, ni siquiera plata; sólo creatividad y apertura mental.
6. Disfrutar de las casualidades, saborearlas; intuir lo absurdo.
7. No dejar nunca de reírse, sobre todo de nosotros mismos. La risa es fuente natural (¡y gratuita!) de endorfinas, la mejor "droga" para sentirse bien; además desdramatiza y pone las cosas en perspectiva.
8. El peor pecado es vivir en soledad y para uno mismo.
9. No preocuparse porque nos fue mal en el trabajo, porque no alcanza para comprar esto o porque se rompió aquello. Preocuparse más bien de que algún día deje de haber pájaros, perros, personas (e, idealmente, ocuparse, puesto que en parte ya está pasando).
10. No perder nunca la capacidad de sorprendernos (sospecho, también única en el planeta).

viernes, 11 de noviembre de 2016

The truth is out there

He descubierto el secreto de la felicidad: tener la certeza de que siempre habrá alguien allá afuera con quien hablar o, simplemente, estar.

Los agradables empleados y empleadas del Palacio de la Oportunidad, la estudiante de Terapia ocupacional en la Plaza Pringles; el chico de la calle (me perturba la expresión) que jugaba con ella y con cuya alegría era imposible no empatizar; los artesanos y artesanas que vendían libros en la misma plaza; la señora que paseaba un bretón viejo y enfermo portando orgulloso entre sus mandíbulas una pichón de paloma muerto (es porque es una raza cazadora, aclaraba también orgullosa su dueña); la familia que se acercó a ellos asombrados por la bucólica (?) escena;  el empleado estatal (pronto a jubilarse) que esperaba a su hermana mientras ella escuchaba poesía en la Biblioteca Argentina (pero él se aburría y se escapó); las decenas de adolescentes que, agrupándose como gaviotas que coinciden de repente en un punto de la playa (o de la plaza), sobrecargan el ambiente con su energía de tormenta eléctrica (se ríen, rapean, se abrazan, se besan); un amigo militante que paseaba con su novia; el paseador de perros que compartió conmigo sus historias (por su edad debía tener muchas) y las cuadras y el paso indagador de Sasha.

Como rezaba la intro de X-Files: la verdad está ahí afuera.

lunes, 7 de noviembre de 2016

Genkidama escolar

Absorbo, me dejo penetrar, por toda esa energía increíble de los chicos, esa vitalidad casi ofensiva. Cual Gokú haciendo el Genkidama. No hay angustia que esa energía no cure (o no anestesie, al menos). Me siento en deuda.
Entonces me pregunto quién les roba luego esa energía, quién la corrompe. Por qué después algunos vivirán para explotar gente o consumir cosas. Por qué otros pueden terminar desayunando vino a las nueve de la mañana y hablando solos; como ese pobre tipo que estaba en la parada del cole, monologando sobre películas policiales y sentenciando al final de cada frase: la realidad é otra cosa. Estoy en deuda.

sábado, 5 de noviembre de 2016

Frankenstein 2.0

La esperamos con tanta expectativa, con tanta ilusión. Finalmente llegó. Al principio fue todo alegría, el colmo de la felicidad. Era tan hermosa y tan pequeña. Nos encantaba mirarla. Pasábamos el día entero junto a ella. Hasta que empezamos a notarlo. Nunca nos hablaba. Al principio supusimos que sería normal. Pero el tiempo transcurría y ella seguía sin responder. Luego comenzamos a sentir su distancia, su frialdad. Hasta que finalmente entendimos que jamás nos abrazaría, que jamás correría a darnos un beso. Su piel de carbono, aluminio y látex, sus órganos de silicio, germanio y cobre, carecían de vitalidad, eran indiferentes al mundo. No teníamos un origen común que nos conectara, una raíz que nos hermanara. Solo era una inerte y estúpida máquina. Solo era una computadora.

lunes, 31 de octubre de 2016

Mi vecino Totoro

Hay un antes y un después de mi Mi vecino Totoro.

Siempre pensé que la conexión con la naturaleza era vital para una vida genuina, centrada en el ser y el ser-con-el-otro, para evitar la enajenación. Totoro certificó -si acaso hacía falta- esta convicción. Y el haber perdido esta conexión es, en parte, causa y consecuencia de cómo va el mundo. ¿Cómo podría alguien mostrar egoísmo, codicia, desprecio por la vida humana (y no humana), a la vez que conmoverse con las hojas de un árbol, con un bosque, un caracol, un pájaro, un sapo saltando en la lluvia?
Ya sé que suena cursi, muy yo, ingenuo y hasta ridículo, pero creo que el sentirlo así es muestra acabada de lo que afirmo.

miércoles, 26 de octubre de 2016

Mantra

No voy a hacerme más problema por nada. Por nada que tenga que ver conmigo. Sólo por los demás. (Repetir y recordar en momentos críticos.)


¿Por qué se me escapa la armonía de la flor y la abeja libando su néctar? ¿Por qué olvido la paz de la tortuga, con su mirada penetrante, que observa el planeta desde mucho antes de nuestra llegada? ¿Por qué no puedo jugar con la vida como el perro que juega con su rama y el mono con su liana? ¿Por qué no alcanzo la entereza del artesano, que hace en un mundo de burocracias y producciones en serie? ¿Por qué pierdo la sabiduría de los niños, los únicos que saben lo que buscan?

Desayuno

Justo cuando corría riesgo de embriagarme en búsquedas de sentido de las que dejan una fuerte resaca, el panadero me habló de facturas, alfajores y desayunos; semejante cachetada metafísica me puso en su lugar.

martes, 25 de octubre de 2016

Pedagogía barata y zapatos de goma

¿Por qué la escuela? ¿Por qué la autoridad en ella? Quizá porque le educación no es sólo un derecho sino una obligación. Como seres (animales) sociales que somos, tenemos el imperativo biológico -además de moral- de cooperar y trabajar para el bien común. Sucede en cualquier sociedad animal. ¿Por qué seríamos una excepción al respecto? Sin el otro no somos nada. Ni biológica ni psicológica ni metafísicamente. Por eso la necesidad de ayudar(nos). Entonces la escuela. Para que esa ayuda sea -idealmente- óptima. Porque en eso sí somos especiales: en la transmisión cultural a través de los años, en la acumulación aditiva de conocimientos. Quien no está educado no sólo no puede valerse por sí mismo sino que no puede colaborar con los demás. Pero este proceso -como todos- es complejo y necesita cierta guía, ciertas normas. De nuevo, en toda sociedad animal existen esas guías, esas normas, y por ende, individuos que velan por su cumplimiento. No hay organización social sin normas, no hay individuo sin sociedad. No es autoritarismo, es autoridad. Tal vez por ahí venga la cosa.

Inventario

Sus ojos para mirarme (y poder así verme),
Una voz amiga para charlar,
Una travesura infantil,
La sonrisa de un desconocido,
Un perro para jugar,
Un abrazo de (y a) quien sea,
Una melodía beatle y el canto de alguna calandria,
El perfume de un azahar,
Los colores y formas de un paisaje (cotidiano o no tanto),
Un libro,
Un mate,
Una pluma,
El otro.
Y no mucho más...


domingo, 9 de octubre de 2016

Férulas

Una de las pocas cosas positivas de haber usado una férula -y luego también una bota ortopédica- en la pierna es que me impedía dejarme llevar por el vértigo del ritmo de vida actual. Indefectiblemente tenía que caminar despacio; miraba a la gente pasar (correr) al lado mío. Y era grandioso porque por más que "quisiera" -y había algo que me incitaba a hacerlo- no podía seguirles el ritmo. Así que iba tranquilo.

Ahora pienso qué-bueno-sería-tener-una-férula-mental para volver a bajar unos cambios. Algo que me impida correr -tanto con los pies como con la cabeza- a todos lados como lo he vuelto a hacer. Una férula correctora antes que protectora, que me enseñe a transitar la vida con serenidad, con densidad, con clara conciencia. Y así conectar con el mundo, en vez de pasarle por el costado.

miércoles, 28 de septiembre de 2016

Pulgar arriba

El sentido de la vida es dos laburantes haciéndose el gesto pulgar arriba en un colectivo urbano de Rosario sin conocerse y por haber ayudado entre los dos a que se siente un anciano que a su vez había dado su asiento a otra persona. Los dos se sonríen en la mañana soleada, volviendo de, a la vez que yendo a, laburar.

martes, 17 de mayo de 2016

Palabras que se lleva el viento...

De repente entendí que no me sacaban el mero placer de leer (o de ver cine o escuchar una obra). Me sacaban una herramienta –más inconsciente que consciente- para comprender el mundo, darme cuenta de sus injusticias e, idealmente, obrar en consecuencia. Como dijo Marx: “Hay que hacer la opresión real aún más opresiva, agregándole la consciencia de la opresión; hay que hacer la ignominia aún más ignominiosa, publicándola”. Y no hace falta leer un ensayo sobre explotación e injusticia social para adquirir y ejercitar esas herramientas, sino que estas se afianzan por la riqueza y la fuerza de las ideas, emociones y hasta de las propias palabras sueltas –recuerdo el tema “Por”, del Flaco-, que (¿casi?) cualquier expresión humana tiene por naturaleza. Pero si no tengo tiempo ni energía para tirarme a escuchar un disco, mucho menos los tendré para tomar conciencia de su falta, y así sucesivamente. El peligro de naturalizar las cosas. ¿Por qué debo conformarme con una o dos hor(it)as al día de “recreación”? (El tiempo justo para que la tele me cuente de qué va el mundo.) Y sí, hay otros que están peor. ¿Pero por eso hay que aceptar mi situación y su situación, es decir, nuestra situación? Palabras que se las lleva el viento…

lunes, 7 de marzo de 2016

Lunes existencialista (Friday, I'm in love)

Encadenado al instinto que libera de la opresión de la razón. Encadenado a la razón que libera de las pulsiones del instinto. Preso de mi libertad.

sábado, 13 de febrero de 2016

Luciérnagas

Salgo al balcón a tomar aire; la tarde es agradable después de los calores abrumadores de ayer. Anochece y la oscuridad del crepúsculo le va ganado a las últimas luces del día. En el edificio de la esquina veo, en diferentes balcones, a una chica sola y a otra acompañada por una amiga. En verdad sólo percibo sus siluetas, sus formas opacas dibujándose sobre el escenario de fondo. Todo es muy oscuro, a no ser por tres rectángulos de luz casi furiosa; tienen diferentes tamaños y cada uno ilumina la cara de una de las chicas. Luciérnagas urbanas de plástico y cristal líquido, se mueven autosuficientes ante mis ojos. De repente una –la más grande- parece reposar en una mesa, dejándome ver con su luz a la chica solitaria, que se está peinando. Las otras dos iluminan ahora el rostro de las amigas, enfrentadas entre sí. Una de ellas brilla rectangularmente frente a mí; la otra –la más pequeña de las tres- sólo se advierte por el rostro encendido de la chica en la oscuridad. Lo último que veo antes de irme adentro es como las dos luciérnagas se juntan, acentuando el fulgor del rostro encendido.  

Paseo

Durante un paseo de tres cuadras y media (ida y vuelta) en busca de facturas observo, entre otras cosas: un perro labrador (¿muy?) anciano, echado en la vereda; el frente de un edificio repleto de cajas, como un depósito al aire libre, signo de la llegada o partida de alguien en aquel lugar; dos amigas en una esquina abrazándose con cierto grado de solemnidad (aunque ignoro por completo los motivos); la panadería cerrada, y con un colchón (?) en la puerta; una ex compañera de la facu, que no veo desde hace ocho años, caminando con sus dos hijos; una mujer hablando por celular con alguien a quien recrimina –no sin cierta congoja- un extraño y excesivo interés por una casa; una pareja de ancianos, que es bastante común verlos, pero no deja de ser especial. Una de las cosas que me maravillan de la ciudad es que puedo caminar años enteros por la misma cuadra y nunca dejo de descubrir cosas nuevas. El mundo es, aún en su cotidianeidad, inconnmensurable. En fin, me quedé con las ganas de las facturas.  

sábado, 23 de enero de 2016

Panic attack!

Principio de conservación de la energía: la cantidad total de energía en cualquier sistema físico aislado (sin interacción con ningún otro sistema) permanece invariable con el tiempo, aunque dicha energía puede transformarse en otra forma de energía. Jorge Drexler: nada se pierde; todo se transforma. Intuyo que de esto se tratan los ataques de pánico. Falta de aire, estrechez y opresión en el pecho, palpitaciones, hormigueo en las extremidades, ganas de salir corriendo, sensación de no poder bajar de revoluciones. Todas manifestaciones de angustia –o ansiedad- devenida energía acumulada, sin canalizar. Nudos en la garganta, palabras tragadas o truncas, acciones reprimidas. Todos, canales bloqueados por donde fluiría la energía física y emocional. Entonces se acumula, el sistema se desborda, la gota rebalsa el vaso. ¡Plum! Implosión.Ya Einstein nos avisaba sobre la infinita cantidad de energía contenida en un átomo insignificante; qué queda para una persona completa… Soluciones. La más rápida y deseable: un abrazo, la contención afectiva que deje fluir o transforme la angustia. La más rápida, no deseable: una pastilla de clonazepam o cualquier ansiolítico a gusto del consumidor. La de fondo: comenzar a desatar los nudos guturales, regurgitar las egagrópilas verbales, actuar.