domingo, 22 de diciembre de 2019
Cable a tierra
"Tirado" en la vereda. Disfrutándolo tanto. ¿Por qué será que lo disfruto así? Una costumbre que no suele ser "bien vista" en la (y por) gente grande. Pero a mí me hace tan bien. Una costumbre que -al menos en mí- remite a lo animal, lo infantil, lo descontaminado de tanta cultura acartonada. Literalmente, un gigantesco cable a tierra. Que se chupa todas las malas energías. Que me devuelve -en tanto y en cuanto esté ahí, abajo- a mi naturaleza primera, a mi vínculo inexorable con la tierra.
domingo, 15 de diciembre de 2019
Carancho
Qué más puedo decir. Finalmente me dejaste. Finalmente tuviste la generosidad de dejarme acercar. Cerca, muy cerca, como aquella primera vez hace tantos años. Por eso las manos me temblaban casi infantilmente.
Y por momentos me ignorabas con una indiferencia que me hacía sentir tan poca cosa. Mientras a la vez te admiraba y me gustaba reconocer esa majestuosidad que se trasluce en tu corona emplumada, en tu mirada penetrante, en tus dimensiones intimidantes, en tus garras que se adivinan implacables.
Y todo sin dejar de temblar mientras te saco fotos, una y otra vez. Totalmente olvidado del mundo que me rodea porque en ese ahí y ahora es sólo tu elegancia, tu imponencia. No hay un día en que no mire el cielo buscando verte pasar. Y hoy te tuve (me tuviste) ahí. Son las vivencias que me devuelven la tranquilidad de ser parte, de ser Pachamama, de sentirme un único abrazo, libre y cálido.
Y por momentos me ignorabas con una indiferencia que me hacía sentir tan poca cosa. Mientras a la vez te admiraba y me gustaba reconocer esa majestuosidad que se trasluce en tu corona emplumada, en tu mirada penetrante, en tus dimensiones intimidantes, en tus garras que se adivinan implacables.
Y todo sin dejar de temblar mientras te saco fotos, una y otra vez. Totalmente olvidado del mundo que me rodea porque en ese ahí y ahora es sólo tu elegancia, tu imponencia. No hay un día en que no mire el cielo buscando verte pasar. Y hoy te tuve (me tuviste) ahí. Son las vivencias que me devuelven la tranquilidad de ser parte, de ser Pachamama, de sentirme un único abrazo, libre y cálido.
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