Efímero, inasible, cambiante
Apenas unos minutos pintando el cielo
Con sus paletas de luces, nubes y pájaros
Atardecer que se burla y se ríe
Cuando fallo en capturarlo con mi cámara
Atardecer que invita
A la reunión o a la caminata
Atardecer que una vez más capta mi atención
El sol se despide de Rosario
Para despertar, vaya a saber uno qué ciudades
martes, 1 de diciembre de 2020
Atardecer
martes, 10 de noviembre de 2020
Tiempo
Tiempo de volver a trazar caminos,
de redibujarme.
Tiempo de buscar miel de abeja y arrullo de grillo,
estrellas de campo fresco y olor a tierra mojada.
Tiempo de reencontrar palabras y sonrisas;
de dejarse llevar por perfume de azahares,
por canto de chingolos o de cigarras.
Tiempo de pedalear la vida
De afinar el pincel
De confiar en la Luna
De aprender de la flor
De abrazar el vínculo
Ahí vamos.
viernes, 30 de octubre de 2020
Vida
La vida puja. Late. Se expande. Se obstina en reinventarse una y otra vez. Miles de millones de años convergiendo y reafirmándose cada día en una flor, una raíz, una mirada, una caricia, una pluma, una mano.
jueves, 29 de octubre de 2020
Primate
El sol afuera, espléndido. Algo pinta bien. Serán las plantas creciendo alrededor. Serán los primeros atisbos de I me mine. Será el ir rompiendo el paradigma. Será que siempre es hoy. Ahora lo entiendo. Y hoy el sol está espléndido. Hoy el mate acaricia. Hoy promete. Hoy, primate.
martes, 20 de octubre de 2020
Corazón calidoscópico
_Notable -dijo el cronista-. Poema en radiante tecnicolor.
_ Cállese -dijo Clara-. Es mío, me gusta, y además viene de otros días.
Yo me pregunto a quién se le ocurre regalar a estas dos pobres nenas, un perro de plástico que muerde. Lo miran azoradas. Escuchan las insistentes peticiones de "los mayores" para que pongan el dedo. Dale, que no hace nada. ¡Pero si es de plástico! Las nenas no entienden nada y mucho menos el bulldog de ojos apáticos.
_Realmente suena a otro mundo -dijo Juan-. Total, Clara, tan pocos años...
Detrás de las nenas irrumpen tres amigas con sus barbijos. Tan extraño y natural a la vez.
¡Corazón calidoscópico, una tierrita, y ya te cambias!
lunes, 28 de septiembre de 2020
Libélulas
Nunca me había percatado de que esa especie de antena gigante empotrada en esa otra antena más gigante aún, se parece a una libélula. Cuando era chico le llamábamos “alguaciles” y solían abundar en los veranos, inundándolo todo -especialmente, según el saber popular- en los momentos previos a la lluvia. En aquel entonces, recuerdo que disfrutaban posarse así, como este bicho de aluminio, perpendiculares a las ramas de los árboles y los ligustros, formando verdaderas mantas que todo lo cubrían. Las había de diversos tamaños y colores; algunas pardas, otras rojizas o amarronadas. Muy de vez en cuando aparecía la Gran Reina (así la pienso en retrospectiva), una especie de libelulón rojo que medía el doble o triple de tamaño que las más comunes. Era superlativa, hermosa, hipnótica. Nunca supe de qué se alimentaban, pero me divertía poniéndole el dedo entre las mandíbulas que, a modo de tenazas o pinzas, me lo aprisionaban. Me fascinaban sus ojos gigantes, su manera de mover la cabeza, su brillo tornasolado que traía el arcoíris al patio de casa. Y sus alas, con esas nervaduras entretejiendo simetrías y mensajes sagrados; tan hermosas pero tan frágiles. Mi infancia fue dulce y luminosa, en parte por los alguaciles.
viernes, 25 de septiembre de 2020
Rosario
Me acerco despacio. No los quiero asustar. No es fácil encontrarlos pero uno sabe que están. De vez en cuando, la suerte se pone de tu lado y ¡zaz! te los cruzás. Hoy es una de esas veces. Acaso, la más importante. No sé si me conocen pero yo sí a ellos. Conozco su historia. Los he visto buscándose, regalándose flores. Y ahora los veo así, tan tranquilos, tan en la suya. Se nota que sólo les importa ese beso, ese estar ahí, tan en paz. Entonces uno los admira tanto, y quisiera preguntarles cómo hacen, cuál es el secreto. Pero prefiero no interrumpirlos. Así que los observo desde cierta distancia prudente, tratando de pasar desapercibido, entre el arbolito y este hermoso farol. El pobre pollito parece no entender nada. Rosario es tan linda.
martes, 1 de septiembre de 2020
Monerías
Hoy recordé, así, casi de repente, aquella fascinación tan profunda que solía sentir al observar a los monos. No importaba qué especie de monos ni dónde estuvieran. Simplemente podía quedarme horas observándolos. Los que más solían llamarme la atención eran aquellos cuyas jerarquías sociales eran tan marcadas. Era sorprendente ver cómo el macho alfa ostentaba sus privilegios, cómo el resto del grupo -machos, hembras, jóvenes, adultos- se subordinaban a su autoridad. Pero lo más fascinante no era eso sino su maravillosa similitud con el ser humano. Recuerdo que me daba tanta paz percibir eso. Me sentía unido a ellos. Me hacía sentir parte. Por un lado, esas expresiones increíbles, ya sea de sus rostros o de sus cuerpos. Realmente podía empatizar con ellos y saber lo que sentían. Si tenían miedo, irritación, alegría o excitación. Y luego, su manera de vincularse. Su forma de abrazarse, de acicalarse, de pelearse y corretearse. Tanta similitud. Y qué decir de su inteligencia, su habilidad para manipular objetos con las manos -única en el planeta, luego de la nuestra-, su capacidad para resolver problemas. Pero quizá, de todo lo que me conectaba con ellos, lo que más me conmovía y me transmitía paz era su mirada. Tan profunda, tan genuina, tan inocente y tan comunidad. Cuando Martín -un monito caí- me tomó la mano literalmente sentí la plenitud de mi vínculo con la Naturaleza toda, con el Universo todo. Fue un instante fugaz pero eterno. Fue el aleph de Borges, pero en la piel. No sé por qué hoy lo recordé tanto. Tal vez tema estar olvidando mi tendencia natural a las monerías.
martes, 11 de agosto de 2020
Merecimientos
Otra vez Julio tan lejos. Y eso que me había prometido que. Warning!, señal de alerta. Por qué, por qué, por qué. Como preguntaba Flavia cuando yo. Y sin embargo el súper. Esa paz inesperada. Ese deseo de estar. De no correr. Tan inusual en. Y el encuentro. Qué alegría sincera. Querido amigo, tan cerca y sin embargo también. Por otro lado, el resto ¿dónde? ¿Por qué cuesta tanto? Hoy quería Atahualpa como también Julio y José Pablo y las cuerdas. Inevitable pensar en los años maravillosos. En el Principito. Qué nos pasa. Yo no quiero eso para mí. Tengo que buscarle la vuelta. La situación lo amerita. Yo lo amerito.
sábado, 1 de agosto de 2020
Ritual
jueves, 30 de julio de 2020
Efecto (Aguaviva)
lunes, 27 de julio de 2020
Milonga del solitario
sábado, 18 de julio de 2020
En las ciudades
lunes, 13 de julio de 2020
Journey
jueves, 2 de julio de 2020
Beatles
miércoles, 1 de julio de 2020
Autorretrato
Autovalorarme. Re trato.
Autoacompañarme. Re trato.
Autocompletarme. Re trato.
Autobastarme. Re trato.
Automimarme. Re trato.
Autoesperarme. Re trato.
Autoanimarme. Re trato.
Autoreírme. Re trato.
Autopensarme. Re trato.
Autosentirme. Re trato.
Autoconocerme. Re trato.
Autoquererme. Re trato.
Autorizarme. Re trato.
Autorretrato.
martes, 16 de junio de 2020
Ahora
Ahora sí la turgencia, la savia carmín templando mi alma.
Ahora sí el verde que convierte el sol en vida, el beso en sentido, el abrazo en mundo.
Ahora sí despierto del letargo.
Ahora soy mono, gorilla, cascarudo, beatle, cabeza de radio, pies de bicicleta.
Ahora humano, demasiado humano.
Ahora cursi.
Ahora Esty asumiéndose libre.
Ahora soy parte.
Ahora simplemente soy.
Ahora latotiemblomeestremezcoysoylágrimadivina.
Ahora la exuberancia, acaso la ostentación.
Ahora descarga grosera de hormonas.
Ahora el aire ya no oprime sino que acaricia.
Ahora chocolate, mate, birra.
Ahora río, mañana montaña, ayer desierto.
Ahora risa y ahora ternura de nena en la bici con barbijo gigante.
Música. Símbolo. Letra. Armonía. Piel.
Ahora soy ellos, ellas, elles. Y a la vez yo.
Como el agua del mar mezclándose con la arena.
Brillante, cálido, húmedo.
Ahora vivo.
Ahora.
jueves, 28 de mayo de 2020
Presagio (sobre ruedas)
La luz del sol comenzando a filtrarse por la cortada, mostrando una ligera preferencia por la vereda que corre a mi izquierda. El aire fresco de la mañana oxigenando los pulmones. Gorillaz sonando siempre de fondo. Pedaleo y me siento uno con los lugares por donde circulo. Hay una continuidad gradual, siempre estoy vinculado a ellos, recibiendo y concediendo estímulos. Decido dejarme llenar por todo esto. Disfrutar de esta media hora mágica de bicicleta hasta llegar a donde debo. Darle absoluta y completa densidad a este presente sobre ruedas. En este momento no importa nada más. Luego vendrán otras alegrías y otras preocupaciones. Otras responsabilidades. Otras gentes. Ahora es la bici y la música y los pájaros revoloteando a mi alrededor. Ahora es hoy. Siempre es hoy (ya es parte de mi ser).
sábado, 16 de mayo de 2020
Urgencia
sábado, 2 de mayo de 2020
Hormigas
Hacia la derecha se desprende un camino angosto y bien demarcado. Comienzo a seguirlas de a tres, de a dos, finalmente, una a una. Muchas se mueven armónicamente durante un trecho hasta cruzarse con la compañera que viene de frente, y entonces desaceleran para contactarla. Otras, osadas, rebeldes o desorientadas abandonan el sendero, acaso en la búsqueda de nuevos paraísos que conquistar. Lo que no admite excepción alguna es el sentido de su circulación: las que portan comida van hacia la izquierda, rumbo al hormiguero; las que no, hacia la derecha, buscando el árbol del que sacarán el palito o la hoja que les permita volver.
Ya en la verticalidad del tronco se suceden situaciones asombrosas. En primer lugar: no se caen. Uno las ve todos los días y sabe que es así, pero ¡no se caen! Sobradoramente se abren paso despreciando a la gravedad. Luego lo inesperado: una hormiga se comporta como verdadera estafadora intentando quitarle sus tronquitos a las compañeras que ya bajan cargadas. Lo intenta una vez, dos, forcejeando infructuosamente en cada ocasión. Entonces la duda, unos pequeños pasos erráticos y, finalmente, decisión de subir a trabajar con honestidad. Los minutos se vuelven eternos estando allí adentro, en aquel microcosmos fórmico. Pero yo, en verdad, pertenezco al afuera. Y debo seguir.
viernes, 24 de abril de 2020
All terra
domingo, 19 de abril de 2020
Feel good Inc.
sábado, 18 de abril de 2020
Axolotes
Felicidad meridiana
jueves, 16 de abril de 2020
Ojos de aleph
en custodia de mis sueños
y guardiana de mi carne.
Caracola enrollada a mi lado
me entregaste calor y serenidad,
me regalaste vínculo.
Con sabiduría de milenios me cuidaste
me mostraste el camino.
Y mi noche fue otra,
clara, plácida, renovadora.
Desde entonces siento
que en la hora del sueño me mirás diferente
con tus ojos de aleph.
Me mirás como con gravidez
Y yo me entrego al descanso
feliz.
sábado, 4 de abril de 2020
El viaje
martes, 31 de marzo de 2020
Debería estar leyendo a Saer
Entonces, no te estoy leyendo (escuchando), Saer, porque hoy la necesidad fue más fuerte que nunca desde que comenzaran estos 15 días. Hoy, si no escribo lo que siento, me voy a morir por dentro. Hoy quiero gritarle a los vientos hasta reventar, aunque sólo quede tiempo en mi lugar. Fue mucho el tiempo guardándolo, siempre con otras “prioridades”. Muchas sensaciones desde entonces. Algunas canciones. La primera fue Imagine. Caminando, a los pocos días de aislamiento por las calles desiertas, rumbo al supermercado, incrédulo, atónito, angustiado. Pensando en si de una buena vez por todas entenderemos que lo que único que realmente importa es compartir con el otro, sin posesiones, en una única hermandad y sororidad. Por supuesto, dirán que soy un soñador, o un cursi. Y tal vez. También pensaba en Promesas sobre el bidet, en los calambres en el alma. En a veces estar tan bien, y a veces tan down. Y luego Harrison cantando que todas las cosas deben pasar. ¿Cuándo pasará esto?