Tiempo de volver a trazar caminos,
de redibujarme.
Tiempo de buscar miel de abeja y arrullo de grillo,
estrellas de campo fresco y olor a tierra mojada.
Tiempo de reencontrar palabras y sonrisas;
de dejarse llevar por perfume de azahares,
por canto de chingolos o de cigarras.
Tiempo de pedalear la vida
De afinar el pincel
De confiar en la Luna
De aprender de la flor
De abrazar el vínculo
Ahí vamos.